Introducción
El adenocarcinoma de colon (ADC) es una causa importante de morbi-mortalidad a nivel mundial. La presencia de lesiones cerebrales metastáticas del cáncer colorrectal es poco frecuente, siendo su incidencia del 1.9 al 3.5% de todos los tumores cerebrales metastásicos(1). El pronóstico del ADC está en estrecha relación con su capacidad de diseminación por vía linfática y hematógena, siendo las metástasis más frecuentes en ganglios linfáticos, hígado, pulmón y glándulas suprarrenales, y poco frecuentes en el cerebro. La diseminación se produce en un 10¬-15% de casos, independiente de la resección completa del tumor primario y está directamente relacionada con el grado de infiltración de la pared intestinal del tumor.
La presencia de metástasis cerebrales de tumores de colon está descrita con una frecuencia que oscila entre 0.5 y 1.0% de pacientes con esta enfermedad. Sin embargo, es raro que se encuentre de forma aislada dado que generalmente son consecuencia de una diseminación a partir de micrometástasis pulmonares no descubiertas y asintomáticas(2). El tratamiento de las metástasis cerebrales del cáncer de colon es mediante cirugía seguida de radioterapia; aunque su presencia ensombrece el pronóstico; sin embargo, su resección mejora la calidad de vida y la supervivencia, siendo ésta de unos 14 meses en promedio(3). Es aceptado como técnica de elección el uso de la RNM para el diagnóstico y valoración de la respuesta al tratamiento de las metástasis cerebrales. Presentamos un caso clínico de diagnóstico de metástasis cerebral por PET-FDG y RNM y la valoración de respuesta al tratamiento instituido. La respuesta a la radiocirugía, en este caso la viabilidad tumoral persistente, fue valorada correctamente por PET-FDG; por ello creemos que es necesaria la utilización conjunta del PET y la RNM como métodos óptimos y complementarios para estimar con mayor exactitud el grado de respuesta(4). Nuestro caso clínico es de un paciente portador de adenocarcinoma sigmoideo tratado, al que se le diagnostica metástasis pulmonares a los 6 años y una metástasis cerebral única a los 8 años después del diagnóstico. El paciente sufre posteriormente hasta 3 recidivas tumorales cerebrales y fallece a los 14 años desde el diagnóstico inicial de su enfermedad.